31 d’octubre del 2012

Pensamiento de hoy: Perdón, paz y acción.

Después de dos días de hablar con una persona. He estado pensando en dos cosas de las muchas que me dijo. Y, realmente, me sorprendió, puesto que, a priori, no es cristiana.

La primera cosa en la que he estado pensando es en el PERDÓN. En la vida, la gente y situaciones que no dependen de tu acción, te pueden llegar a hacer mucho daño. Si eres una persona sensible, quizás el dolor sea más sentido y se pueda salir mayor lastimado, puesto que estás más fácilmente predispuesto a ello. Ahora bien, tienes dos opciones: 
1) Dejar que el dolor te consuma y te ature, bloquee y estanque.
2) Perdonar a esas personas o situaciones sobrevenidas que te han lastimado, aunque sea sin decírselo explícitamente. Sólo con un simple "te perdono" en algún tiempo de reflexión o oración que tengas. En mi vida esto es algo que tengo que hacer. Sé que Dios está trabajando en mí a través de estas lecciones de la vida. No son nada gratas pasarlas, pero me gozo en el Señor cuando ello me puede acercar más a Él y ello me hace vivir una fe auténtica y fiel a Él, y no una fe que te haga tener grupos de amigos ways o se desvanezca cuando las cosas no salen como tú has planeado. 
Perdonar te lleva a un crecimiento personal, a seguir madurando en el ámbito secular. Si eres cristiano, tienes eso, pero va más allá. Estas rompiendo las cadenas que te impiden ir a Dios.

La segunda cosa con la que me quedo de la charla con esa persona es la PAZ. Me sorprendió muchísimo que me dijera que cuando emprendes una acción y es así lo que tenías que hacer, sientes paz. Quizás como no cristiano, hayas sentido esto alguna vez. Pero, ¿sabes que una de las maneras que tiene Dios de hablar contigo es mediante la PAZ? Es curioso, es una sensación muy agradable que te libera de presiones. Sentir PAZ, una paz inmensa que se inmiscuye en cada uno de los recobecos de tu ser es lo más. Orar y hacer algo y/o tomar una decisión, y no tener que arrepentirte porque la decisión haya sido mal tomada, y sentir como Dios habla a tu corazón mediante la PAZ es una pasada.

Y hoy pensaba, con toda sinceridad, no vale la pena vivir esta vida sino es para vivirla para Cristo. Cualquier cosa me sabe a vanidad de vanidades. Y ese quiero que sea mi propósito en la vida, que muera cada día más mi Yo y crezca cada día más Cristo en mí.
Por esto quiero que Dios sea quien dirija mi vida y Él tenga la última palabra, hasta en las cosas más pequeñas. Quiero cumplir Su propósito en mi vida y servirLo, porque no hay nada más en el mundo que me haga más feliz. 

Así que, entre miles de pensamientos, cosas que me gustaría hacer, posibles proyectos personales y profesionales; quiero encontrar el mejor modo de, siendo quien soy y teniendo lo que tengo, vivir mi vida entera para Él. Ese es mi mayor y mejor compromiso en mi vida. Así que, como tal, debo invertir tiempo y lo mejor de mí para escuchar Su Voluntad en mi vida y encontrar de qué manera voy a dedicar mi vida a Él. Por lo pronto, sé que tengo una gran carga por ayudar a la gente. Ahora me falta poner en cosas más tangibles y concretas lo abstracto de las ideas, para pasar a la ACCIÓN.
Gemma Ruiz.

Eclesiastés 1:2. Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad (seguir con el capítulo, no tiene desperdicio). 
Filipenses 1:21. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.

23 d’octubre del 2012

Sucede que a veces me canso de ser...

WALKING AROUND
 
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a  un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
                                                  Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
                                                                    con furia, con olvido,
                                                  paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
                                             y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
                                                    calzoncillos, toallas y camisas que lloran
                                                                  lentas lágrimas sucias.
Pablo Neruda. 

5 d’octubre del 2012

El movimiento se demuestra andando.

Benjamin Franklin.

Hace un rato, leyendo una reflexión de una página web que suelo leer, pensaba sobre las decisiones y lo que comporta decidir no tomar una decisión.
Creo que la incertidumbre es lo que conlleva a mayores tomas de "no decisión". El hecho de no conocer lo que nos espera, el miedo a que la respuesta a una acción sea negativa, nos tira para detrás.
Decidir no responder, decidir no decidir o tomar parte de algo, es en sí una decisión. Si ante un problema (el hecho de usar esta palabra no tiene porque connotar algo negativo), decidimos no dar respuesta. Si ante una pregunta no se responde, para mí significa varias cosas: 
1) Que no te importa mucho, casi nada o nada la persona que te la pregunta y que, en consecuencia, no respondes. Ya que si te importara, ni que fuera un poco, se le respondería. 
2) El miedo a no saber cómo o qué responder, por no tener el conocimiento suficiente de la situación y que puedan ayudar a tomar un decisión y dar una respuesta, es un grave error, porque paraliza y quizás evite una respuesta negativa. Pero en caso de poder obtener una respuesta positiva y quizás una respuesta muy favorable, te niegas esa oportunidad, por miedo. 
3) El no responder, transmite a la persona que recibe la "no respuesta", desinterés, cobardía, cierto punto de mala educación y no dar valor a la persona que quizás a tomado la valiente decisión de soltar una pregunta, aún temiendo que la respuesta fuera negativa.

Quizás una persona impulsiva, tomaría muchas más decisiones, quizás no serían razonadas y no se pararían tanto a pensar en las consecuencias de éstas, en especial, las negativas.
Quizás una persona racional, tomaría muchas decisiones, todas ellas razonadas y sopesando, en especial, las consecuencias negativas.
Quizás, una persona racional e insegura, tomaría menos decisiones (o tomas de no decisión), todas ellas razonadas y por el alto valor dado a las consecuencias negativas, se quedaría pensando toda su vida en " Qué hubiera sido de.... si...", "Y si....", etc.

No me considero una persona especialmente impulsiva en algunos aspectos, y quizás, por la incertidumbre y por el miedo a las consecuencias negativas o no obtener aquello esperado, algunas veces haya decidido no decidir o no arriesgarme o no preguntar o no hablar de ciertos temas o sentimientos.
En otros aspectos, creo que soy racionalmente impulsiva rápida. Me explico. Me gusta no tomar decisiones a la ligera, me gusta sopesarlas y pensar en lo positivo y negativo de mi acción. Pero, puedo pensar en todas esas cosas, de una forma rápida y lanzarme a la aventura. 

Hay veces que una persona, debe decidir lanzarse a la acción, pese a que sepa las consecuencias positivas o negativas de ésta. Pero si nunca se lanza, nunca sabrá si la consecuencia será positiva o negativa. Simplemente, la dicotomía seguirá sin ser despejada.

Pensaba también en que, la clave es confiar en Dios. Habrá veces que te sentirás como si estuvieras saltando al vacío. Pero, las cosas no llueven del cielo (quizás alguna vez :P, pero no es lo más frecuente). Uno/a tiene que caminar y encomendar sus pasos a Dios, pero sin caminar, no hay pasos que encomendar. Así que, ¡a caminar!, que el movimiento se demuestra andando.

Gemma Ruiz.