29 de març del 2013

Presa de decisions.

Ahir vaig fer el pas d'una gran decisió que he estat rumiant des fa ja mesos i crec que Déu m'ha anat guiant perquè prengués aquest camí i no l'altre. En aquests mesos he pogut comprovar com el Señor m'ha mostrat directament l'opció que no havia de prendre (i fer el que jo volia) i tornar a recordar el seu propòsit pel meu futur. El perquè que em va donar fa anys quan vaig decidir estudiar psicologia. Gràcies Pare per no deixar que perdés el rumb.

Si Ell vol, el proper curs estaré menjant paella, orxata, fartons i taronges originals. I estudiant quelcom que sempre m'ha il·lusionat i agradat, l'àmbit infantil des de la concepció fins l'adolescència. Perquè d'aquí rau el canvi de les properes generacions, perquè aquí és on la prevenció és més eficaç. Per a Ell sigui la meva formació, esforç i futur.

Per cert, fer una carta de motivació és un rotllo. Ah! I tant de bo pogués viure a Noruega i Dinamarca, per poder cobrar per estudiar, quin bon treball!. Encara que, prefereixo la combinació d'ambdues coses, pràctica professional vivencial i investigació.

Segueix guiant el meu camí com fins ara.
Gemma Ruiz.

Un regalo de Dios.

Es curioso que el ser humano no se dé cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde o no lo puede tener por la distancia u otras causas.
En mi vida hay una persona muy especial. Yo creo que fue Dios quien lo mandó, como si fuera como esas películas en las que un ángel se cae del Cielo a la tierra. Fue la respuesta a una de mis oraciones. Y llegó a Su tiempo y en el mejor momento. Para aquél entonces, yo llevaba un tiempo sufriendo por varios desengaños con personas a las que valoré mucho y quería, personas en las que deposité mi confianza y expectativas. Pero, como humanos, me defraudaron y una vez más Dios me enseñó que la confianza del ser humano sólo puede ser depositada en Él, porque Él es el único que no te va a fallar y siempre, pase lo que pase o hagas lo que hagas, te amará con Su Amor Incondicional, no te dejará, ni se apartará de ti nunca.
Ahora bien, debido a que soy bastante escéptica, es algo que en la teoría me sé muy bien, pero a la práctica, eso ya es otro cantar. Yo le decía que sabía que Él estaba a mi lado y que estaba al control de cualquier detalle en toda situación, pero que me costaba ver Su compañía de forma tangible porque sentía una gran soledad y no quería seguir así. Era Navidad, y cuando supuestamente son fechas en las que uno se debe sentir muy acompañado, yo me sentía tremendamente sola. Llegó el año nuevo y seguía la misma situación. Pero apenas cinco días del año habían pasado que apareció él.
Desde que entró en escena he comprobado como Dios me transmitía Su Amor por mí a través de él. Cada día he podido ver como Dios ha trabajado con él y como su humildad ha permitido que Dios hiciera un buen trabajo con él. A través de él, puedo aprender sobretodo del amor Ágape. Yo no soy perfecta y tengo muchos defectos, pero él ha sabido ser ayuda idónea para mí y, amarme y aceptarme tal como soy. Y me sorprende tantas veces con su compasión, bondad y humildad con las personas y conmigo. Esto es lo que más me gusta de él. Me parece maravilloso que tenga estas cualidades.
No muchas veces le digo todas estas cosas, porque aunque soy puro sentimiento, a veces soy como una caja hermética que guarda demasiado bien su contenido. Es por eso que tenía ganas de escribir algo que sólo fuera para él y expresarle que me encanta poder aprender de ti, ver como Dios obra a través de ti y amarte.

A Su tiempo todo será precioso.
Gemma Ruiz.

14 de març del 2013

La mujer samaritana

Siempre me ha impactado enormemente este pasaje de la Biblia: Juan 4: 1- 42.

Alcohol, fariseísmo e iglesia.

No te ha pasado nunca que tienes unas ganas imperiosas de escribir?
Llevaba días pensándolo y sin poder pasar a la acción por falta de tiempo. En mi mente aparecían cien mil ideas sobre las que escribir, pero como algunas veces, delante de la hoja en blanco, las buenas ideas de días atrás se habían esfumado.

Así que decidí escribir sobre dos cosas de las que recuerdo que he pensado estos días.
La primera de ellas, tiene que ver con mis prácticas y lo contenta que estoy de haberlas acabado y con ello, la carrera. Las he estado haciendo en un centro de atención sanitaria a drogodependientes. No ha sido la primera vez que tenía contacto con este grupo, ya que en mi infancia, algunas veces visitábamos una comunidad terapéutica (antes de las prácticas, para mí era una granja y punto). La granja la llevaban un matrimonio, que ya para aquél entonces, eran viejitos. Ambos eran cristianos y habían decidido entregar su vida entera al servicio de Dios por esta causa. Todo su dinero y tiempo estaba destinado al sustento de aquél lugar y de aquellas personas. Es algo que me emociona un montón, el ver el gran amor de Dios actuando mediante esta pareja para ayudar a quien lo necesita, aún no conociéndolos de nada y aún siendo despreciados incluso por sus familias.
Como decía, íbamos algunas veces y mi padre compraba un montón de alimentos básicos y se los llevábamos porque el ingreso que esta pareja tenía, a veces no alcanzaba. Creo que tenía menos de 12 años, alguna vez había ido sola con mi padre y otras, toda la familia. Me acuerdo que la primera vez que llegué sola con mi padre, me dió mucha verguenza (me solía pasar), porque era un lugar lleno de hombres y todos estaban pendientes de mí. No me desenganchaba del lado de mi padre o estando con Raquel (la mujer de la pareja). Yo sabía algo de qué hacían allí esas personas, pero realmente una vez allí, no pensaba en ello, sólo pensaba en la verguenza que me daba que me miraran.
Las veces que fuímos todos, como familia, ya era diferente. Con mis hermanos corríamos por el campo, entre las casitas de los pollos y gallinas, disfrutábamos mucho. Uno de los chicos de allí, nos llamó para ir a ver los pollitos y alimentar las gallinas, comimos con ellos y pasábamos el rato con ellos. No solían recibir casi visitas, no sé si porque formaba parte de su período de desintoxicación o porque, sus familias no querían verlos.
Estos días, me he parado a pensar en mi actitud en esa situación. Yo actuaba con ellos como si no tuvieran ningún problema, los trataba como personas sin adicciones, personas. Y pensé en la inocencia de los niños y el no tener prejuicios. Y ansié volver a ser así.

Otra de las cosas que pienso en estos días en cuanto a este tema, es lo mucho que se me ha despertado el olfato para oler alcohol o lo mucho que consume la gente. Llevo días, dándome cuenta que, a nuestro alrededor hay muchas personas, más de las que pensamos, que tienen problemas con el alcohol. Subo al tren o mientras lo espero en el banco, el señor de mi lado desprende una olor a alcohol que tira para atrás. Entro en el vagón y ya huelo a alcohol. Subo al mentro y como si fuera una nube de olor, el alcohol viaja en el vagón y te golpea al entrar. En el centro de prácticas, cada día la salita hacía olor a alcohol y colonia a kilos, para enmascarar a los que han bebido antes de llegar al centro. Me repugna.

Me repugna, porque desde hace un tiempo para acá, le pongó sentimientos, tristeza y lloros. Me repugna porque mata a las personas poco a poco. Me repugna porque engaña a quien lo toma, haciéndole creer que no pasa nada con una copita, cuando de pronto ya están por la diez. Me repugna porque rompe familias. Me repugna porque quita la consciencia de problema e impide pedir ayuda a los que lo necesitan. Me repugna porque malgastan lo que no tienen. Me repugna por la siembra de dolor que va dejando a su paso. Me repugna porque me quita el sueño. Me repugna porque me hace sentir impotente. Me repugna, porque está aceptado socialmente y es legal. Me repugna porque NADIE ayuda, aún oliendo y viéndolo con sus propios ojos o estampándose en su cara. Me repugna que TODOS giren la cabeza y miren para otro lado. Me repugna la sociedad individualista en la que vivimos. Me repugna que los cristianos digamos que debemos amar al prójimo y sólo quede en palabras... El fariseísmo no quedó en tiempos de Jesús. Hoy en día, muchos van a la iglesia, tienen cargos en ella y reciben aplausos por las "buenas obras" que hacen.

Y sí, estoy enfadada, muy enfadada porque a ningún hermano le importa nada, la iglesia de hoy en día es mentira, sólo existe la fachada. Nadie quiere preguntar más de la cuenta, para no tener que implicarse demasiado y dar de su tiempo/dinero/amor al necesitado. Es una falacia muy bien construida, pero no hay nada detrás, está vacío. Te besan, te sonríen y te abrazan los domingos o en las reuniones, pero luego te dan una patada en el culo si tienes problemas o hace días que no vas a la iglesia, nadie te llama, nadie te escribe, nadie se preocupa por ti. Preguntan "qué será de fulanito?", pero ahí se queda, no se interesan en responder su pregunta. Se enmascaran con ministerios de obra social, cuando entre sus filas hay muchos necesitados, aunque no sea "material". "Cristianos", algo falla.

Hace unos meses que llevo pensando en la siguiente idea: la iglesia de hoy en día, se parece más a la estructura de una empresa, que no a la iglesia primitiva o la iglesia que nos enseñó Jesús. Es por ello que entiendo cada vez más, movimientos como las iglesias en casas, las iglesias misionales...

Cada día confío más en Dios y me aferro más a Él, porque la fe puesta en los hombres es un fracaso. Amo a Dios, pero he dejado de creer en muchos de los modelos de iglesia. Me he vuelto más selectiva, que no es lo mismo que buscar la iglesia perfecta, eso lo tengo asumido, ya que sé que yo misma soy imperfecta y el día que encontrara una iglesia perfecta, dejaría de serlo si estoy yo. 

Te amo Padre.
Gemma Ruiz.

2 de març del 2013

Alegoria de la sencillez

Me gustan las cosas sencillas. Me gustan las cosas naturales. Me gustan las cosas olvidadas en esta era de tecnología y rapidez. Me gustan los sentimientos sinceros, los que hablan des del corazón. Me gusta la trasparencia, dejando a un lado el irse por las ramas. Me gusta cuando habla un corazón desnudo. Me gusta escuchar lo profundo del alma y no lo superficial de un mundo que vive de puertas para fuera. Me gusta el campo y el mar, más que la ciudad y el ruido. Me gusta allí donde la vida se pasa tranquila y se vive con intensidad cada detalle. No quiero vivir mi vida pasando corriendo por ella, sino viviéndola y degustando cada sabor de ésta. Me gustan los sentimientos a flor de piel. Me gustan las personas que no temen hablar de sus sentimientos y que entregan su corazón como si nunca hubieran sido heridos.
En el deleite de lo sencillo, pequeño y detallista, encuentro descanso. En la observación de la naturaleza, lo desapercibido por el homus urbanis, encuentro paz. Paz en Su Creación, plenitud en Dios.

Hoy me recordó esto un artículo de PD, acompañado de una de las canciones de un maravilloso cantautor, uno de mis preferidos, Silvio Rodriguez.
Gemma Ruiz.