5 d’octubre del 2012

El movimiento se demuestra andando.

Benjamin Franklin.

Hace un rato, leyendo una reflexión de una página web que suelo leer, pensaba sobre las decisiones y lo que comporta decidir no tomar una decisión.
Creo que la incertidumbre es lo que conlleva a mayores tomas de "no decisión". El hecho de no conocer lo que nos espera, el miedo a que la respuesta a una acción sea negativa, nos tira para detrás.
Decidir no responder, decidir no decidir o tomar parte de algo, es en sí una decisión. Si ante un problema (el hecho de usar esta palabra no tiene porque connotar algo negativo), decidimos no dar respuesta. Si ante una pregunta no se responde, para mí significa varias cosas: 
1) Que no te importa mucho, casi nada o nada la persona que te la pregunta y que, en consecuencia, no respondes. Ya que si te importara, ni que fuera un poco, se le respondería. 
2) El miedo a no saber cómo o qué responder, por no tener el conocimiento suficiente de la situación y que puedan ayudar a tomar un decisión y dar una respuesta, es un grave error, porque paraliza y quizás evite una respuesta negativa. Pero en caso de poder obtener una respuesta positiva y quizás una respuesta muy favorable, te niegas esa oportunidad, por miedo. 
3) El no responder, transmite a la persona que recibe la "no respuesta", desinterés, cobardía, cierto punto de mala educación y no dar valor a la persona que quizás a tomado la valiente decisión de soltar una pregunta, aún temiendo que la respuesta fuera negativa.

Quizás una persona impulsiva, tomaría muchas más decisiones, quizás no serían razonadas y no se pararían tanto a pensar en las consecuencias de éstas, en especial, las negativas.
Quizás una persona racional, tomaría muchas decisiones, todas ellas razonadas y sopesando, en especial, las consecuencias negativas.
Quizás, una persona racional e insegura, tomaría menos decisiones (o tomas de no decisión), todas ellas razonadas y por el alto valor dado a las consecuencias negativas, se quedaría pensando toda su vida en " Qué hubiera sido de.... si...", "Y si....", etc.

No me considero una persona especialmente impulsiva en algunos aspectos, y quizás, por la incertidumbre y por el miedo a las consecuencias negativas o no obtener aquello esperado, algunas veces haya decidido no decidir o no arriesgarme o no preguntar o no hablar de ciertos temas o sentimientos.
En otros aspectos, creo que soy racionalmente impulsiva rápida. Me explico. Me gusta no tomar decisiones a la ligera, me gusta sopesarlas y pensar en lo positivo y negativo de mi acción. Pero, puedo pensar en todas esas cosas, de una forma rápida y lanzarme a la aventura. 

Hay veces que una persona, debe decidir lanzarse a la acción, pese a que sepa las consecuencias positivas o negativas de ésta. Pero si nunca se lanza, nunca sabrá si la consecuencia será positiva o negativa. Simplemente, la dicotomía seguirá sin ser despejada.

Pensaba también en que, la clave es confiar en Dios. Habrá veces que te sentirás como si estuvieras saltando al vacío. Pero, las cosas no llueven del cielo (quizás alguna vez :P, pero no es lo más frecuente). Uno/a tiene que caminar y encomendar sus pasos a Dios, pero sin caminar, no hay pasos que encomendar. Así que, ¡a caminar!, que el movimiento se demuestra andando.

Gemma Ruiz.