17 d’abril del 2009

Take this ocean of pain that is mine

Apocalipsis 21:4. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron.

Salmo 23. 4 Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno, porque tú, Señor, estás conmigo; tu vara y tu cayado me inspiran confianza. 3 Me da nuevas fuerzas.

Cuando se camina por el desierto, es difícil ver que Dios no nos ha dejado. La mayoría de veces, estamos tan metidos/as en nosotros/as, que no sabemos apreciar que Él nos acompaña de la mano. Así es, Él está a nuestro lado, pero no como alguien distante, sino ofreciendo su mano para que si encontramos un hoyo, no caigamos o, si caemos, sin pensárselo dos veces Él venga a por nosotros. Nos da su mano amorosa, como Padre celestial.
También, esta imagen, me hace pensar que, Él no camina delante nuestro para evitarnos que tropecemos. Si lo hiciera, seríamos uno bebés espirituales toda la vida, ya que no podríamos aprender de nuestros errores ni de las malas rachas.
Del mismo modo, Él no va detrás tampoco, porque como Padre no le gusta vernos caer ni estar distante cuando sufrimos (esto me recuerda dos pasajes, en el que se ve un Jesús cercano, que sufre por nosotros o que siente por nosotros, etc... de una manera u otra, según el contexto en el que habla: Lucas 19:41 y Juan 11:35).

A veces, caemos en el error de centrarnos tanto en nuestro dolor, que incluso lo alimentamos. Sé que es duro hacer caso omiso a todas esas situaciones que nos entristecen y nos dañan, porque de cierta manera, nos han ayudado a ser quien somos hoy (para bien o para mal) y forman parte de nosotros, pero si miramos tanto en nuestro interior y nos compadecemos, nuestro pensamiento se torna negativo y esa Luz que siempre está con nosotros, no la podremos ver, porque no miramos hacia ella.

Desde que descrubrí, hace un tiempo, las canciones de una cantante cristiana neozelandesa, hay varias que me hacen pensar mucho y algunas de ellas, cada vez que las escucho me emocionan. De hecho, este escrito, a medias, me lo ha inspirado su canción, Lifeline:



Gemma Ruiz.