17 de gener del 2010

Revolviendo libros y situaciones y pensamientos y emociones.


Hace un rato pensaba en algo que me encanta. Pasear por rastros de libros, es decir, mercadillos en los que venden libros de segunda mano.

En mi ciudad ponen uno los domingos por la mañana, pero no sólo tienen libros, sino que también, tienen otras cosas, cosas que la gente ya no usa en su casa y que son muy viejas. Yo creo que hay muchas cosas que son chatarra y que, en realidad, no sirven para nada, pero que, los vendedores las llevan a sus paradas porque creen que las venderán porque, por ser antiguas, tienen un encanto especial o porque para ellos sí tienen valor (sentimental). A parte de estos cachibaches, también hay objetos para coleccionistas, como monedas, sellos...

Me gusta revolver un poco entre los libros, intentanto encontrar algún tesoro. Pero, hay muy pocos libros buenos o que valgan la pena y mucho papel amarillento sin contenido. Y, cuando encuentras alguna maravilla, resulta que no la venden y que si la venden es carísima, como con lo que encontré la última vez que fui.

A razón de esto, recordé lo diferentes que son este rastro y los que me encontré por New York cerca de una de las universidades en Manhattan. Era un día cualquiera, entre semana, y en la acera de la calle habían dos, tres o cuatro mesas con sus respectivos vendedores y, éstas, estaban llenas de libros metidos en cajas. Cada caja marcaba el precio de los libros que contenía. Y los precios no superaban los 10 dólares, los más caros. Para mí, esto es un verdadero rastro, éstos son del tipo que me gustan. Revolviendo pude encontrar un libro que quería tener desde hacía mucho tiempo y me hizo mucha ilusión encontrarlo ahí, de segunda mano, antiguo, con las páginas amarillentadas por el tiempo, con historia (además de la que lleva sus páginas) y tirado de precio, un libro de C.S. Lewis.

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Hay gente que me da sensaciones muy raras, a veces, me gustaría no percibir tanto.

Hay situaciones que me dejan como "bloqueada", no sé cómo reaccionar. En realidad, creo que sólo hay una situación que me deja bloqueada, me he estado observando cada vez que se ha podido dar a mi alrededor y me hace sentir incómoda o "¿Qué digo?", "Qué hago?", "¿Debería?"...

Esta situación es la que me hace plantearme si estoy preparada para que en algún momento de la vida esta situación se repita en mi vida y, realmente, creo que no. Y, por otra parte, creo que no me gustaría que se diera en mí. No sé si es normal o no que este tipo de situación se tenga que dar o no, quizás es normal, pero yo no la vea como normal. Quizás no pasa nada con que se dé, pero a mí me hace recordar el mismo fin. Quizás no es normal y se ve (la gente) como normal

Y, luego, yo no pedí venir a este mundo y, menos, para sufrir.

DIOS ES AMOR

Gemma Ruiz.