14 de setembre del 2009

Cada persona tiene su historia

Es algo así como una pequeña, pero llena caja de sorpresas. Cuando ves el envoltorio puedes llegar a pensar que será más o menos tal adjetivo, algunas veces aciertas y otras no. Hay personas que es fácil calarlas, porque su caja no está muy llena y con un simple vistazo a su envoltorio sabes lo que hay dentro. Ajá! Pero, también las hay del tipo de personas que el envoltorio no tiene nada que ver con lo que hay en el interior, de éstas, puedes llevarte una sorpresa grata o desagradable. Y, luego están mis preferidas, aquellas cuyo embalaje, sea mejor o peor, no hace honor a lo que encuentras una vez las abres. Me refiero a aquellas que nunca te cansas de escuchar, de aprender de ellas, de ver lo grandes que son y lo poco que presumen de ello.

La historia de cada uno/a se puede plasmar en letras o imágenes. Pero, ninguna de las dos cosas, llegan a captar en su totalidad la carga de sentimientos que cada imagen representa en nuestra mente ni las letras que transmitimos a los demás.
Sin historia, sin nuestra historia, cada uno/a de nosotros/as no seríamos lo que somos hoy. A veces, es una historia bella y da gusto recordarla. Otras, no son buenas y la mente juega a olvidarlas sin que tengamos consciencia de ello.

Me gusta escuchar las historias de la gente cuando me las quieren contar, quizás en parte, por eso me queda bien lo que estudio.

Pero, pensaba en algo más. Cuando llegamos a cierta edad, en la que tú eres quién decide más o menos su curso. Lo que me vino a la mente fue, cuál es la historia que quiero que se vaya labrando, qué historia es la que quiero poder contar algún día en el futuro. Mi historia me gustaría que fuera interesante, intensa, algo que cuando la recuerde me haga sacar una sonrisa, algo de lo que me sienta orgullosa, no haber sido una estúpida, haberme movido por el mundo y haber conocido diferentes personas y culturas, haber luchado por mis sueños y haberlos cumplido y, vivir de la manera que pienso y creo. No haber dejado pasar el tiempo, ni las oportunidades. Saborear los pequeños detalles de la vida y ser siempre quien quiera ser y no quien se espera que sea o quieran ver, ser fiel a mí misma. Hartarme cuando lo quiera, reir por la calle aunque parezca que se me ha ido la pinza, cantar cuando esté contenta o enfadada, ser tiquismiquis con la comida y llevar el pelo largo hasta cuando sea vieja. En fin, sé que soy un tanto peculiar y rara, pero me gusta no ser como los demás.
Sí, no entiendo algunas conductas de las personas, ni porque se hacen ciertas cosas por costumbre o porque en su cultura se promueven. Y, porque todo esto, forma una parte clave en lo que llega a ser un persona pero, ¿sabes? Esto ya es tema para otro día.
¿Cómo quieres vivir?, ¿Qué quieres recordar y poder contar de tu vida?
Gemma Ruiz.