18 d’octubre del 2010

Injusticias.

Lo que más detesto en este mundo son las injusticias.
Ayer a causa de esto, estuve muy triste, casi no podía articular palabra cuando trataba de contárselo a mi familia, sumiéndome en lágrimas.
Pese a que sé que en muchos países a lo largo y ancho de este mundo pasan por penurias y soy consciente de que mi ayuda puede ser una gota de agua entre mil mares.
Este fin de semana he conocido a un matrimonio cubano que está sirviendo a Dios en su país, tanto en su trabajo eclesial como secular. Después de contarme la situación social, política y económica de su país y, direcamente, como afecta todo esto a la práctica a la gente de a pie. No pude contener mi llanto al preguntarles, ¿pero cómo puedo ayudar allí? Seguidamente, ella me contó varias cosas y en dos ocasiones me invitó a volver con ellos o estar con ellos más adelante.
Desde hace mucho tiempo el servir a Dios en otro país rueda por mi mente, durante un tiempo ese deseo estaba dormido, pero ahora vuelve. Recientemente, buscaba alguna cosa para servir en Cuba a través de varias webs y, de pronto ayer, se me puso esto por delante.
En cuanto llegué a casa, me empecé a mirar vuelos para Cuba. No sé cuándo o si es allí dónde el Señor me llama, pero en Sus manos estoy y espero en Él a lo que me tenga preparado.

Lo que me contaron me afectó porque no puedo llegar a entender porque alguien que tenía una buena idea y quería lo mejor para su pueblo, permite ahora que su pueblo muera. Muera física y espiritualmente. Y que países que tienen dirigentes cristianos al frente, estén permitiendo el no desarrollo y padecer de sus hermanos, sean como sean, piensen como piensen.
Injusticia es lo que me revienta.

Gemma Ruiz.

Mateo 28:19. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo». Amén.