8 de desembre del 2010

Primero: Dios.

¿Qué es aquello que consideras importante en tu vida?
¿Qué es aquello que consideras lo más importante en tu vida?
¿Ordenas tus prioridades poniendo en primer lugar aquello o aquél con que/quien siempre podrás contar, lo/el que nunca te fallará en tu vida?
¿Estás dispuesto/a a, incluso, renunciar a aquello que te gustaría ser, lo o quien amas, aquello que tú planeas, aquello que tú piensas que es lo que más te conviene o aquello que tú crees que estás haciendo bien?

¿Sabes? Hay alguien que no dudó en poner a Dios primero antes que Él mismo, para que, incluso sin existir tú todavía, pagara por tu libertad con Su vida. Que no dudó en seguir aquello para lo que había sido hecho hombre, había sido enviado. No dudó en hacer Su Voluntad y no lo que Le hubiera apetecido hacer.
Él sabía quién era el primero en Su vida. Él supo quién era el Único que merecía ese lugar. Por quién valía la pena morir, por quién valía seguir para delante aunque, de primeras, pareciera una locura. Él dejó su comodidad cerca de Dios para venir a este mundo, para cumplir Su cometido.

¿Sabes? A veces es difícil en este mundo de relativismo ir contra la corriente y apostar por algo. No estar entre dos aguas. Pero, en esto, no se puede estar a medias, o estás o no. En esta vida, cualquier cosa o persona que antepongas a Él, se marchitará, dejará de existir, te defraudará, será temporal. Pero Dios nunca dejará de ser, Él es el Yo Soy atemporal. Su existencia va más allá de cualquier concepto de tiempo humano.

Ese alguien que no dudó en morir para regalarte la vida eterna, fue Jesús.
¿Vas tú a entregarLe una posición mediocre, menos que el primer lugar?

Gemma Ruiz.

Apocalipsis 3:15-17, 19-22. Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Tú dices: Yo soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad. Pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre, ciego y estás desnudo.
Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete. Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo. Al vencedor le concederé que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencidov y me he sentado con mi Padre en su trono. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.