7 de març del 2010

Entreabierta

Hace ya años La profe cuando preguntaba algo y se hacía silencio, me miraba, cómo diciéndome "¿tú tampoco?", muchas veces no le ponía la cara cómplice que ella esperaba. Le devolvía una cara de pócker, ella se enfadaba y en voz alta me decía "no me pongas cara de pócker Gemma, que sino ya no sé si alguien entiende o no las cosas que explico". Lo admito, lo hacía a posta. Hasta la persona más segura de sí misma (cosa que considero de ella), necesita la aprobación de los demás.

Vivo con cara de pócker cuando ando por las calles, porque odio que se puedan inmiscuir en mis sentimientos, en mi vida interior, en mi yo. No me gusta que nadie me vea débil, no me gusta que nadie sepa que sufro. Lo malo es que mis ojos no pueden mentir, como me diría un pintor hace años "tus ojos demuestran tu sensibilidad".

Esta semana hablando con una persona a la que normalmente no hago caso, ésta me dijo algo que me hizo pensar: "hay personas que están vacías y tú tienes demasiado dentro". Sería como decir que pertenecemos a mundos diferentes.

Gemma Ruiz.