15 de març del 2010

Lo superficial es la bandera del nuevo mundo.

Ya no importa nada. Hoy en día los sentimientos pasaron de moda, se los llevaron los años.
Se dejó de lado pensar en cómo se sentirá el otro, ya no vale la pena, el rey es el Yo.
Lo que yo piense no tiene valor, importa menos que un pimiento, porque la sociedad seguirá creando sus principios y normas de convivencia para preservar el ego.
En Occidente se vive de la piel para dentro, mostrar tus sentimientos está mal, chillar a los cuatro vientos que amas a alguien es de locos, las canciones sufren no dan rienda suelta a la libertad, siempre se piensa en el que dirán y el ser humano vive preso de él mismo. La gente es fría.

Estoy muy enfadada con el mundo. Sí, tengo días en los que estoy enfadada con el mundo, aunque sepa que es darme de coces contra el aguijón, porque mis ideas locas no cambian esta vida. Pero creo que soy una soñadora nata, una inconformista de los conformismos, detesto hacia dónde nos lleva la humanidad; por ello, aunque sepa que soy como una gota de agua en el océano, no me gusta caer en las redes de "lo que se permite", "lo que debes hacer", "lo que se debe pensar"... Nos convierte en robots y se nos homogeiniza, causa menos problemas y el sistema sale más rentable.

Se busca como aspiración máxima la satisfacción del placer de la propia persona, dejando de banda otras cosas que son más importantes, que son atemporales y eternas. No se piensa en si por el camino en busca del placer, el sentirse bien, dañas a otras personas, no importa, porque lo único que se prioriza es uno mismo, mis sentimientos (si es que se tienen), lo que yo quiero y lo que supongo que es la felicidad (algo que se llama así, pero que no se entiende realmente el concepto).

En la actualidad, vale el "aquí y ahora", todo lo que salga de eso, no vale la pena luchar por ello, no vale la pena esperar. Lo eterno es demasiado difícil y implica muchos sacrificios, y la sociedad no prepara gente que esté dispuesta a ello. El eslógan de "para siempre" no vende. Ropa bonita, cuerpos bonitos, caras bonitas, casas bonitas, dinero..., sólo vale lo superficial.

Pese a que sé que esto sólo irá en su degeneración, yo seguiré no entrando en el saco de lo "todo vale" o el saco de "la mayoría", no seré una borrego más en una sociedad en la que se dice que no se quiere ir como todo el mundo, pero que en definitiva, todos hacen lo mismo, visten y piensan lo mismo.

Cada día tengo más ganas de volver a Colombia. Cuanto menos se tiene, más libre se vive.

Gemma Ruiz

Marcos 13:31. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.