30 d’agost del 2010

Mirar al cielo y dar las GRACIAS.

Te levantas y si, gracias a Dios, trabajas o estudias, vas. Vuelves a casa, abres la nevera y en la que, gracias a Dios, tienes comida, comes. Te pegas una ducha y, gracias a Dios, abres el grifo y tienes agua. Oscurece, apretas el interruptor y, gracias a Dios, hay luz. Estás cansado/a, te vas a domir, gracias a Dios, tienes techo y un lugar en el que, por la noche, ni los bichos, ni las ratas, ni otros animales se alimentarán de ti. En una vida sencilla, tenemos muchas cosas, de las que sólo alguien pudiente, podría tener en otros países. Gracias Dios porque, aunque poco, tenemos y, encima, nos quejamos y no sabemos ver lo privilegiados que somos.
Vemos y permanecemos sentados. Salen en los telediarios y seguimos comiendo. Mueren y ya nuestra alma se acostumbró a verlos. Y seguimos sentados, cómodos en nuestro mundo de occidente. Comodidad para nosotros y basura para ellos, así son las políticas capitalistas.

Llevo días pensando en algo. Sólo Tú tienes la última palabra.

Gemma Ruiz.

Mateo 25:44-45. Entonces también ellos le responderán diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te servimos?”. Entonces les responderá diciendo: “De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis”.